Sé amable contigo, amigo mío,
Y encuentra la paz en tus confines.
Que los torrentes de la ira no te perturben,
Ni los embates de la angustia te desalienten.
En el silencio profundo de la mente,
Se gesta la paz que el mundo no ofrece,
En la ecuanimidad de la conciencia,
Surge el sosiego que el alma padece.
La adherencia que inmoviliza y esclaviza,
Es el génesis del dolor en el hombre,
Cuando se asimila la renuncia,
La serenidad del ser se atisba en el horizonte.
En el estado de la ausencia del pensamiento,
La veracidad atemporal yace en reposo,
Cuando se fractura el velo de la percepción,
La armonía interior resultará ser tu gozo.