Sin ser estrella, tu destellas en mi mirar,
Y sin ser flor, tu floreces en mi reír.
Sin ser miel, tu endulzas mis amarguras,
Y sin ser sol, tu abrigas mis frías horas.
Un segundo me parece eterno a tu lado,
Y el angel de la dicha me bendice con tu risa.
Un beso de tus labios y mi cordura se convierte en locura.
En tu regazo encuentro el paraíso;
Solo ante ti caigo de amor rendido.
La seda de tu pelo me envuelve como un manto,
Y tú aroma despierta mi fuego apasionado.
Dime quién no se apasiona ante el magma candente de tus encantos.
No soy poeta, ni menos pretendo serlo
Pero cuando me besas, hasta mis suspiros son una voz recitandote mil versos.