Amor, tu no fuiste mi primer beso
ni el primero en mi vida
pero si me preguntan,
difícilmente describiría
cómo fue eso,
cómo fue el primer beso y
a que supo la algarabía.
Sin embargo confieso
que recuerdo cada detalle
de tu boca contra la mía,
desde el primer encuentro
en que nos miramos cerquita
hasta cada día
que lo hicimos nuestro.
Después de tanto tiempo
aún quedan en mi piel
los surcos de tus dedos en mi espalda
y ese beso que me hizo estremecer,
el pálpito cierto de mi cuerpo,
el refrescante sabor de tu aliento
y la mirada de esclavo fiel.
Quiero que sepas, querido,
que ya no hay nada que lo pueda borrar,
no quedan brazos que no sean los tuyos
ni otros labios que quiera besar,
por eso te pido
quédate otro día conmigo,
tan sólo un rato más junto a mi;
abrázame fuerte,
sólo besa mi frente
y acaricia mi pelo
una última vez
antes de volver a partir.