Alberto Escobar

Melatonina

 

Cuando calla la noche...

Canto VII, Catulo. 

 

 


Cierro los ojos a la noche
cuando todavía entra el oleaje
del tráfico por la ventana. 
Cierro los ojos, aunque el día
no haya pronunciado todavía
su última palabra, el sueño me puede.
A media noche, tras cruzar el Rubicón
de la primera acometida del sueño,
se me abren los ojos sin motivo,
sin una satisfacción onírica que lo justifique. 
Miro hacia arriba, a la mancha de humedad
que se va apoderando del techo, la vecina
de arriba ha tenido un escape y no ha llamado
al fontanero todavía; escucho el rodar del agua
por el piso sin que haya nadie, ni dique ni presa,
que pueda poner freno a tanta devastación. 
De la humedad paso al escritorio, a los libros
que descansan sobre la estantería caoba,
esperando con ansia mis ojos, mi atención. 
Espero con estoicismo que la melatonina
vuelva a poseerme para proseguir el descanso.
Mañana trabajo y debo estar al cien por cien. 
En este momento me vienes tú, pero ya tenue.
He decidido que ya es hora de que te vayas, 
que hagas tus maletas y abandones las habitaciones
de mi mente para siempre —salvo que realmente
quieras estar conmigo, que entiendas que no puedes
vivir sin mí y dejes los miedos para abrazar mi amor. 
Decido seguir mi camino, sin mirar atrás,
no sea que me convierta en estatua de sal
y me quede de por vida en esta zozobra tuya,
y no pueda continuar el viaje que está previsto,
que no pueda fluir y que mis fluidos no sigan su curso. 
No puedo seguir a medias, necesito tu calor, tus besos,
como agua de mayo, pero no puedo seguir así,
como pajarillo que abre el pico a la llegada 
de su madre y que no recibe la carnaza que esperaba. 
Si decides salir del miedo atroz que te puebla 
para viajar hacia el amor, hacia tu felicidad, 
entonces, ahí estaré, escuchando lo que me digas. 
que tu vida es estrecha en tiempos, en ti misma,
que necesitas una seguridad para ti y los tuyos, 
pero, cuando los niños sean mayores, qué. 
¿Me buscarás entonces?¿No crees que lo que ellos 
desean para ti es tu felicidad?¿No crees que será 
mejor para ellos que tú estés donde tu corazón 
quiere estar, sin autoengaños, sin miedos, y que él
se merece estar con una persona que realmente
esté enamorada de él? Que eso de que son muchos
años de relación y que ya no es lo mismo ¿No crees
que es una excusa, un autoengaño más, por miedo
a que tu zona de confort se te caiga y no poder 
reconstruirla?
Yo estaré ahí para ayudarte, y él nunca dejará 
de ser el padre de tus hijos, estará ahí pero sin engaños.
¿No crees que has aceptado casarte con él por no hacerle
daño, por no molestar la tranquilidad de los niños, por 
evitar el qué dirán y no tener la valentía de ser honesta
contigo misma?
Todo esto que acabo de expresar lo pensé antes 
de volver a coger el sueño. 
La melatonina tardó en invadirme por completo.