Repite las palabras, añejas de ser dichas
para mí siempre nuevas las palabras benditas
palabras dulce miel, de tu boca a mi alma
ya no preciso más, es tu verbo la magia.
El mundo donde quiero sin miedo ser amada
a media voz el verso que se posa en mi oído
y hace rodar muy lento este fino vestido
suave como la bruma que se esfuma en el alba.
Ciñendo mi cintura, recorriendo mí espalda
tu palabra caricia que se anida en mi cuello
deslizan por mis hombros, tiernas y vigorosas
posesivas y esclavas, son dedos invisibles que mi cabello atrapan.
Erótica caricia que entre mis labios baila
tu palabra me puede, me aprisiona, me atrapa,
justo al amanecer cuando la aurora calla
tu palabra me llega y se acuesta en mi cama.
Es entrega absoluta, tan cálida y deseada
no permitas que cambie tu palabra pausada
porque el cambio seria como borrar la raya
que guía al invidente en su sol sin mañana.
Te quiero así, de cielo con velo de nostalgia
con la mágica ausencia que encadena las almas
con el día por venir y que nunca se embarca
en el velero blanco que es paloma en las aguas.
En las eternas aguas de una historia guardada
palabras que me llegan de mis vidas pasadas
que cruzaron el tiempo, encendiendo la llama
esa entrega tan pura, esas puras palabras.