rodulfogonzalez

PEREGRINO

 

Mi covacha dejé en pos de aventura

al  ignoto destino,

ataviado en el traje de locura

de pobre peregrino.

 

Rotas mis sandalias de tanto andar

sentí mis pies arder.

La sombra de un  árbol pudo sanar

mi fiero  padecer.

 

Seguí mi viaje a lo desconocido

sin esperanza alguna

de encontrar lo que más he apetecido:

La gloria y la fortuna.