José Luis Barrientos León

El momento de nacer

 

Antes de que brotaras, frágil, delicado

de prenderte en mi pecho palpitante

previo a que mi beso tibio rozara tus mejillas

y el lirismo de tu llanto descubriera el amor humano

en la cima de la quietud infinita, que significó tu abrazo

el silencio dilatado y mudo, del espacio sin palabras

armonioso, extasiante, envolvía mi alma

como presagio del milagro

 

Tu primer lloro, trasciende la vida

la respiración primaria, sonora, esparce la esperanza

la belleza infinita de tu sollozo angélico

transmutando nuestros huesos a sueños y suspiros

 

Todo es tenue, sutil, ligero,

como la sensación elusiva que perpetúa el primer beso,

cual crisálida fugaz que ansía ser mariposa,

vuelas frágil entre fantasías y rosas,

dejando en el aire palabras transitorias

expresiones tenues como burbujas centellantes

que claman a los cielos gratitudes como ofrendas

 

Antes de que nacieras, todo era veloz, finito, humano,

todo era carne como mortaja de amantes.

Ahora que naciste todo es celestial,

como el silencio que me nombra,

como el vientre que te gesta,

como el seno que te nutre,

Ahora que naciste todo es milagro.