Son algunas horas...
La cortina se mueve y baila con el viento
Y el viento vestido para adornar el cielo
En una tarde gris, de aparente tormenta.
Aquí, bajo techo, nunca deja de llover
Gotitas escurriendo por las paredes
El sol bloqueado por un polarizado
Y la cortina, mecida por el viento, empapada desde adentro.
Los relojes no se detienen
Ni el ruido en las calles ni la vida
Pero aquí adentro, la tormenta es eterna
Los relámpagos y truenos son el cantar en todo momento
Son unas cuantas horas...
Retumba la esperanza, eco de palabras de un cuarto de mi esencia
Pero lo cierto es que aquí no para de llover
Las sábanas están mojadas, mi cuerpo también.
El frío hiela
Y por escasos instantes un iglú parece mi casa
Las gotitas de las paredes se congelan
Y es mi cuerpo una escultura erosionada en la Antártida.