Soy el viento, que corre sin cesar,
por las lomas y los valles de la vida.
Soy el suspiro, que se escapa sin cesar,
de las almas que buscan la salida.
Soy el eco, que resuena en el horizonte,
y se pierde en la distancia sin retorno.
Soy la sombra, que se arrastra por el monte,
y se desvanece en el fuego de su adorno.
Soy el sueño, que se desvanece en la mañana,
y se queda en la mente como una quimera.
Soy el llanto, que se desborda en la fontana,
y se pierde en el abismo de la espera.
Soy el verso, que brota del corazón,
y se eleva hacia el cielo en una oración.
Soy el canto, que se escucha en la canción,
y se funde con el alma en una comunión.
Y así me envuelve tu mirada intensa,
que me lleva a lugares que nunca imaginé.
Y así me acerco a ti, como un susurro,
que se posa en tu oído como un murmullo.
Y así me adentro en ti, como un misterio,
que se revela lentamente en el planisferio.
Y así te contemplo a ti, como un velo,
que se desvanece en mi mente con recelo.
Y así me fusiono contigo, como un abrazo,
que nos une en un lazo, sin prisa ni ocaso.
Y así te pienso a ti, como una melodía,
que se expande en mi mente con su armonía.
Y así me alejo de ti, como un suspiro,
que se escapa de mi ser sin control.
Y así siento tu existencia, como un claroscuro,
que se queda en mi alma como un algo puro.