Euterpe Dalid

Mi propio ser

Mira, mira.

Las cosas nunca son lo mismo.

Yo no soy más, no soy más que una sombra.

Una sombra obscura que pende sobre las cabezas de los demás.

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No soy más que un velo, que cubre un alma.

No soy más que una sombra tangible que camina en los pasillos.

Existente para el mundo, más inexistente para los otros.

Existente solo para los que ven las sombras,

solo ellos me pueden ver.

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Para los que oyen la voz del viento,

para los que ven lo invisible,

los que palpan lo impalpable.

Los que toman lo inexistente; el mundo físico.

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Solo existo por aquellos que me ven,

solo existo por aquellos que me oyen.

No existo por los que me entienden,

pues estos no existen.