¨Que tu luz descienda sobre mí y penetre por mis valles, para así saborear las primeras luces de la primavera¨.
Que mi luz se derrita (con tus dedos, me llamas),
que en tus dedos en llamas se derrita mi luz,
se derrita mi luz y me esmalte el ombligo y
las lunas de carne que llevo por senos.
Que penetre en mis valles,
que me ponga a dormir a las doce,
que me cuele la especia y el vino
y se embriague en mis cuevas de sidra y de té…
Que desflore mis rayos de sombras y de nidos,
que introduzcas su nombre en mi oído de barro,
y en mis piernas de cieno, y en \"mi oreja de palo\"...
que se pierda tu cielo en lo virgen del bosque,
que descienda tu luz cual mesías,
a salvar lo perdido en los muslos del prado,
y en el útero inmerso del dios del paisaje.
Que, en lo virgen del bosque,
una luna de sexo me viole el ombligo,
que penetre en mis valles de luna.
Que desflore mis sombras e
introduzca su nombre en mi oído.
Que descienda en tu gloria, mesías del campo,
sobre un mundo perdido
tu segunda venida de luz.