Las penumbras se están haciendo más oscuras
y corro a cualquier luz para poder alumbrarme,
mi cuerpo ya se lo ha devorado el cansancio,
mis pasos son trémulos a la melodía del viento frío.
No hallo norte en mi naufragio eterno
ni puerto donde mis restos puedan reposar:
ando divagando entre pesadillas y sueños,
entre el morirme y olvidar,
entre el morbo y lo oculto,
entre luchar o desangrar;
ya existo como fantasma,
porque entre los vivos muerto soy
y recuerdo oscuro entre los ecos de los difuntos.