Hay días de días. Los hay grises y fríos, lentos y calurosos. Los hay suaves, con el tibio viento a favor.
Hay días de días. Los hay tenues casi perdidos, como la esperanza de un nuevo comienzo.
Los días nos marcan como un sello en nuestra piel. Los hay tristes y hasta dolorosos, pero también llegan los alegres y fiesteros.
Hay días de días. Días en que me pierdo en las meditaciones, donde encuentro mis delirios y pasiones. Los hay continuos y a veces son efímeros, se pierden en la bruma de la desmemoria.
Los días son nuestra sucesión de vivencias, las que nos invitan a plasmar lo bueno y lo malo. Hay días en que somos piedras tratando de rodar en suelo lodoso.
Hay días de días. Días de paz y dicha, de juegos y anhelos. Los hay leves como mariposas que se dejan llevar por el viento. Como una hoja que cae desde la cima del mundo.
Un día sucede al otro, y entre ellos nos movemos. Hay días en los que me agito y levanto vuelo en retirada. Días de aprendizaje de nuevos mundos.
Los días nos cuentan la historia del tiempo, de los días acumulados entre todos. Días que se mueven entre el sistema solar y las galaxias.
Hay días en que solo quiero ser parte de un nuevo día.
Caracas, 20 de marzo de 2022.