EL ANDAR DEL TIEMPO
A Axia
Anoche me dormí y hoy amanecí pensando en el
Tiempo. Nunca se va. Siempre juntos yo con él y
él conmigo. En el sosiego y en la intranquilidad, en
la felicidad y en la tristeza, en el recuerdo y en el
olvido. Si voy a ciegas o mirando el camino. Si me
abraza la buena suerte o un falaz destino.
El tiempo. El impredecible. Unas veces caliente y
otras tibio. Con momentos de frescura o de mucho
frío. Se porta apacible o se porta bravío. El puede,
sin ningún acuerdo, avanzar veloz o andar despacio,
verse feliz o aburrido, triste o ameno. Rasgo suyo es
ser irreversible: el mío, el tuyo, el de todos…
Así es el tiempo. El Largo y el corto. El guardado y
el perdido. El nuevo y el viejo, el que es para gritar
y el que es para el silencio. El de rezar, soñar, vivir,
morir. Para esperar, pedir, desear. Y también para
callar, hablar, reír, llorar, ganar, perder y mucho…
más amar.
Tiempo de guerra y de paz, de piedad y de castigo,
de riqueza y de pobreza, de placer y de tormento,
infinito y finito, propio y ajeno. ¡Nada fuera de él!
¡Todo según él! Los hechos, mi vida, la tuya, la vida
de todos guardada en un cofre que tiene por nombre
“el andar del tiempo…”
Amelia Suárez Oquendo
17-3-2023