Quisiera de tu boca enamorada,
cristales de tu risa en mi cordura
las mieles de tu piel sin armadura,
viajando por el cielo en tu mirada.
Quisiera ser la luz de tu alborada,
un beso que despierte mi locura
caricias que te lleguen con ternura,
quisiera sin penumbra mi morada.
Quisiera en el océano templado,
fundirme con rubor el de la brisa
llevados en los vientos por el prado,
la leve tempestad de tu sonrisa,
el sol que va naciendo anaranjado
el vuelo inmaculado de Artemisa.