Gritó mi razón un rugido de metal
Su brillo entabló un fiel determinio
Y creé un robot con ojos de cristal
Que congeló la vida que causó el exterminio
Con penas y embustes me obligó a dedicar
Palabras necias que caen en olvido
Pero mi ignorancia bruta arraigó el contenido
Y tomé por fuerza lo de justificar
Al amparo del viento lubriqué mi persona
Con aceites de mentes de ideas prohibidas
Arruiné mi deleite con sal en la herida
Y frené el contingente que el mal, abona
Encerrado en la cárcel de la psiquiatría
Doblegué la estancia de la salud
El robot rescató, mi parte dormida
Y funcioné, a medias, con laxitud