Marco Antonio Paneque Gamboa

Mi niñez fue un barrilete rojamente ácido

Mi niñez fue un barrilete rojamente ácido

canciones en la mañana de mis ojos

gaviotas desbautizaban el mar

en el atalaya donde soñé conquistar el mundo

balnearios, cuitas

la alegría fantasma de una infancia amputada

desde todos los días viene un golpear de olas

moja y arrastra las palabras que caen

y hasta las que sobreviven en el aire  

aprendí la taxonomía de los hombres

phylum, clase, orden al pasar por el espacio

calibrar la pisada mientras el otro habitaba en lo primordial

dupliqué las horas a salvo del después

y aquel agujero negro donde se muere

sirvió para diseñar un vacío donde el otro no existía

detener el alba en la ventana

el reloj que enhebró con cada brazada  

pájaros imprescindibles que me volaron sobre todos los cielos

brújulas apuntaban al pasado sin dejarlo envejecer

¿para qué sirve una niñez apuntalada?

se va a romper algo

será templo de la nada

un niño es la intersección donde no debe perderse el primer rostro

el barro de las palabras para crear mundos

sombras

luces

demasiadas cosas predilectas para construir su felicidad