Sólo una tarde bonita,
y no más,
una de esas de brisa fría
y cielo crepuscular;
sólo una noche, una,
una de esas desprevenidas,
que se visten de mar y luna
y te desordenan la vida.
Así fue que te vi venir,
tus ojos reflejando los míos,
mi corazón a medio latir
por el amor y sus desvaríos...
Sin luz, sin estrellas
de repente el cielo brilló,
sin música, a capella,
mi cuerpo a tu ritmo bailó...
Aunque algo en mí ya sabía
que ya no te volvería a ver,
con dulce sabor a despedida
mi alma ansió una última vez;
la paz que al mirarte sentía,
el amor, tus labios y su miel,
y el fuego que en mí prendía
¡recorrerte sin prisa la piel!
Porque el miedo ganó
invicto la partida,
porque aquel desamor
le acalló su melodía;
al nuevo sol naciente,
a esa caricia dormida...
le dio un beso en la frente
...y se fue...
llevándose mi vida.
Ceci Ailín
Mar del Plata, 22 de julio 2022.