Pasar por una puerta,
por la que ya se ha pasado,
y no hallar sino la mentira
y la hipocresía, vistiendo
sus inútiles aperos. Es que,
acaso, algo ha cambiado,
en este bendito país? No,
te atreves a decir, nada,
si fueras más valiente.
Continúa siendo, mayoritaria,
la sociedad rural y rudimentaria,
volátil y pazguata, siempre llena
de prejuicios y rayana en lo estúpido.
Pasar por esa puerta, y observar
el inútil paso del tiempo, devorando
las jambas, los techos, los inservibles
artesonados: es ver pasar la vida
tragándose la rabia-.
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