Anne Black

Clara

Bueno aquí me tienes una vez mas. Sí ya se que es la 01:31hs, que debería estar durmiendo o al menos metida en la cama. Pero, sabes qué... el insomnio no se quiere ir, me aferra a esta silla, a no quitar los ojos de la TV, a cebarme unos mates mientras siento el vientito entrar por la ventana. A disfrutar de ese silencio tan oportuno, generador de tranquilidad y refugio alejado de problemas y tristezas por asuntos amorosos. Es que el silencio está hecho para eso, para distraerte en nada. Es como si apagaras tu cerebro un rato con el fin de liberar esa energía que envenena tu alma, haciéndolo explotar en tu cuerpo, cagandote 《perdona la expresión, a veces se me escapa》 la salud poco a poco. El silencio tiene la capacidad de reiniciarte en solo un minuto, de brindarte esa calma que pierdes cuando te sientes en un callejón sin salida, y... ¿sabes por qué? Porque justo en ese instante ves las cosas con claridad, entiendes todo y tomas mejor las decisiones importantes para ti. 
No se por qué se me ocurren estas cosas en este tipo de noches, me salen y las digo sin estudiarlo mucho, ni yo se de qué hablo... del silencio supongo. Del efecto que causa en mi. Tampoco estoy segura para o por qué lo analizo. Tal vez no sepa de qué conversar en esta noche que parece ser, será larga.  O quizás lo que realmente quiero es que te vayas, disfrutar de esta bendición a solas, seguir tomando mate sola, y continuar esperando a la lluvia en el ambiente ideal; en el silencio y la soledad. 
Perdona si me comporto grosera, es que realmente quiero que te marches, porque no tengo ganas de hablar, tengo deseos de estar sola, en esta silla, frente a un televisor encendido pero sin volumen; total, qué importa, si no es lo que están diciendo en voz alta lo que me atrae, sino mas bien sus labios en el silencio. Esforzándome por entender lo qué dicen a través de muecas y señas, como si estuviese presenciando una obra basada en el silencio pero súper atrapante.  
¿Sabes qué otra cosa se me viene a la cabeza? Mariano. ¿Te acuerdas de Mariano? Cómo no recordarlo si allá en la otra habitación está Clarita durmiendo. 《Mi clarita que es un calco de su padre》Bueno, como te decía, estoy pensando en él y en aquella novela que los malos ratos que me hizo pasar me llevaron a una inspiración plena, a escribir día tras día; con dolor, rabia, llanto y hasta con pensamientos suicidas. - ¡Uff! - qué nochecita, lo se, hablar de Mariano después de comerte la cabeza con que el silencio esto, el silencio aquello... pero, dime, ¿no fue a caso el mismo silencio en conjunto con la soledad quién me alejo de Mariano? Tal vez por eso es que ahora se me ocurre hablar de él. Tal vez quiero admitir y aceptar que quiera o no la historia continúa, solo que no conmigo, sino con Clara; la pobre Clara que hoy ya tiene cinco añitos y espera ver llegar a su padre todos los días hasta el cansancio desde el ventanal de su habitación que da justo a la calle. No me lo dice pero la he visto, y eso me provoca mucho dolor, porque es muy chiquita, ¿entendes? Muy peque para sufrir por el mismo hombre por el que he derramado lagrimas de sangre. ¡chiquita e inocente! Entonces me nace mucho enojo pensar en lo injusta que es la vida con uno desde temprana edad; porque Clara sufre la ausencia de su padre desde los cuatro meses de vida, aunque me digan que los bebes no entienden lo qué ocurre a su alrededor y menos lo recuerdan de grandes... Clara sí, ella sufría y yo lo se. Pero no puedo evitar que experimente sentimientos, solo espero que alguna vez llegue a resignarse y que esa misma resignación no le impida ser feliz en el presente y el futuro. Que mi amor sea suficiente para ella y que ría, que ría mucho y nunca  llore. Que el abandono de Mariano no afecte en su vida amorosa, que pueda enamorarse sin temor, entregarse plenamente. Que tampoco perjudique sus relaciones en la escuela, ni que sienta en ese corazoncito rencor hacia a mi, que me desgarraría el alma oír de sus labios que la culpa es mía. Culpa por no aguantar, por no intentarlo por ella. 
Sería realmente horrible que crea que no lo hice, que no aguante las humillaciones de su padre, desprecios y golpes. Hasta que abrí mis ojos y comprendí que no podíamos seguir así, que en realidad mi decisión fue para protegerla a ella, para que creciera en un ambiente sano junto a su mamá. 
¡oh! Mi Clara, que tan chiquita sufre, tiene  anhelos inmensos y todos relacionados con su papá. No te imaginas cómo me siento cuando veo que se queda ahí, tildada frente a una familia de tres, el niño risueño y los padres abrazados, felices junto a su niño. No, no comprenderías mi tristeza, pero qué puedo hacer yo... 
Clara tiene cinco añitos y la madurez de un grande al callar sus deseos para no lastimarme, aunque yo le pregunte, ella calla y sigue caminando, o sigue jugando. Mi niña es mas fuerte que yo y siento vergüenza por mi. 
Ahora somos dos y debemos continuar aferradas, riendo juntas, llorando juntas, peleadas o contentas, pero siempre juntas. Pues Mariano no la merece, puede irse al demonio, mi niña no debe conformarse con sus migajas. Mamá la amara el doble y jamás la abandonara… 
Bueno, ya vete, déjame que ahora quiero disfrutar de ésta madrugada tranquila, pensar, y conseguir paz mental, hasta que Clara despierte.