Ese impulso de pararme en el peñasco
al borde mismo del vacío
vertical caída, herida en piedras,
sostenida por la pirca y por el río.
Debo contener el ansia de mi alma
que quiere ser paloma en vuelo
y me calmo en la apacible órbita del río
que llega desde el sur y parte al sol
llevándose todo vértigo consigo.
Sé de mi obsesión por ser del aire
o que el aire indefinible sea mío
y sin querer perder la gloria de ser hombre
necesito ser pájaro en el viento.
Por eso me arrimo siempre hasta ese filo
que me hace sentir cerca del deseo
sabiendo que el río me cuida desde abajo
y en su calma paz… aquieta mis instintos.
De mi libro “Desde aquella Strelitzia”. 2014 ISBN 978-987-1977-32-1