En un laberinto sin salida, hallé la calma que mi corazón clamaba encontrar en la lejanía de su agonizante despertar.
Creí haber alcanzado aquella piedra dorada que le dió calidez a mis azuladas noches de continuo dolor aquí, en mi alma.
Sin importar nada, me fue entregado un racimo de espinas que no hacía más que sangrar desde lo profundo de mi tempestad, razón principal por la cual mi caída fue tan proclamada.
¿Aún me ves?
Me temo que el camino empedrado que te lleva hacia a mí, es el principal motivo por el cual alejaste tus ojos de las estrellas que conforman mi galaxia, aquellas que un día, juraste amarlas...
¿Besarás mi dolor?
La desesperanza hacechante que mi corazón recibe cada mañana en este laberinto de confusión al tratar de llegar a tu corazón ha dejado que la esperanza se me esfumara.
Que mi amor se terminara...
Me cansé de recibir migajas.
\"Cariño, pensé que me amabas\"
-Mel