Una maravilla en tu mirada,
esa que me guía en la penumbra.
Un sol en tus ojos
que hace enardecer mis sentidos.
Un corazón venusto con el cual siempre deslumbras.
Esa mirada que desafía la tormenta más lúgubre.
Esa mirada que cura mi sentimiento más funesto encontrado en mi alma.
El corazón del Mundo llora fúnebre
ante tu ausencia,
la cual la entraña de nuestro ser
extraña y reclama.
Esos hermosos ojos proclaman felicidad e inocencia.
Esos hermosos ojos son el reflejo de la belleza
que reina en la existencia de lo inimaginable,
tan agradable, cuando nuestras almas se unen en un abrazo.
Esos hermosos ojos como un prado verde.
Hermoso y calmado como el cielo azul.
Hermoso y bonancible como el aire que respiro
cuando estoy en tu regazo.
No existe palabra en infinito vocabulario
que pueda expresar tu hermosura,
como tampoco acto bondadoso que supere
tu alma bañada en dulzura.
Nada equiparable a la belleza de tu sonrisa,
nada que pueda definir esa mirada tan linda,
solo esa hermosa mirada es la muestra
que la propia naturaleza de la vida misma como belleza nos brinda.
Y ahora los focos del teatro de la belleza
que son los rayos de sol que nos brinda el amanecer,
iluminan el baile de los amantes sobre la pista de tu sonrisa,
que es esa maravilla que habita en tu mirada
y que todo el Mundo puede ver.
Tu mirada, esa maravilla que embellece mis días.