Entre cansarme e ilusionarme no se que más me ha de fastidiar:
vivo agotado por la espera y firme por la esperanza;
en ti encuentro motivos para perder el hálito vital
y también justicia en premio a los dolores de esperar.
Paso en armónica impaciencia mis días como la dulce Penélope
decidido a dar nuevos pasos y en mis noches a deshacer lo hecho,
aguardando una luz que le sopla en contra el tifón de los placeres
protegiendo el último bien con herido y obstinado desespero
¿Hasta cuándo tendré que añorar tu regreso, tu cuerpo y tus besos, imagen de Odiseo?
¿Cuánto tiempo más tendré que engañarme imaginando tus aventuras como fantasías?
¿Cuántos años y amores tienes que pasar para que vuelvas disfrazada y distinta a casa?
¿A qué otros lugares tendré que llamar Ítaca para esperar sin esperanza tu pronto regreso?