Te quise ir a saludar, lo confieso,
y desearte de nuevo lo mejor,
estaba muy cerca de tu trabajo,
y he pasado algunas veces,
te confieso sin vergüenza,
muy cerca de tu casa,
y el eterno deseo de tocar la puerta,
y darte un abrazo y un beso no se han ido.
He tenido demasiados altibajos,
muchos y por diversas causas:
la pandemia, los negocios, la salud,
pero mucho más por todo tu silencio.
A veces, reniego de haberte conocido,
y muchas veces quisiera darme de topes,
por haber sido tan cobarde, tan ruin,
por no haber hecho el intento de detenerte.
Quisiera desearte siempre lo mejor para ti,
y lo hecho siempre, te lo juro,
lo seguiré haciendo hasta que pueda,
te seguiré extrañando como siempre.
Trataré de saber de ti, como siempre,
no sé cómo, pero lo intentaré,
buscando en donde sea, donde pueda,
ya que no contestas mis mensajes.
Recuerda que te querré siempre,
y siempre se lo diré a quién sea.
Perdona mi atrevimiento,
te mando mis mejores deseos,
y un beso y un abrazo.