Gustavo Cavicchia

La poesía no toma prisioneros.

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Entre mi , entre yo, Dios hace su siesta.
GC
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Me pasa ciertas veces,
pero no siempre
que con la misma facilidad con la que
una frase o un verso se hace en mi mente
se pierde en mi mente.

Puede ser un cuento,
cualquier pequeña historia.

¡ QUé pocos minutos dura ese universo !


¡ todA una constelación de personajes con la velocidad de una chispa neuronal ya no son nada !

Se queman para siempre
quedando un Déjà vu sombrío sobre el mundo cotidiano,
que hace
la calle,
los árboles,
la gente,
extraños desconocidos.


eS entonces cuando
un malestar poco definido entre el pecho
y los omoplatos va tomando forma ;
crece hacia la cabeza,
haciA las piernas.

El cuerpo toma la densidad del aire,
nada es concreto,
ni complejo,
quiero decir extremadamente simple.

Como si un pequeño escolar pasase su mano con la goma de borrar
sobre el papel ajado del cuaderno.

En esa liviandad de pronto el miedo.

¿ Y si yo también fuese el poema de alguien, una pequeña historia, un sueño?

El desasosiego liviano se transforma en peso,
vuelvo a recordar mi nombre,
a tener una casa, un perro que ladra,
una mujer
donde volver.

Pasa algunas veces,
no siempre,
que olvidar un poema se torna peligroso.

Pero Peor es soñar con música.

aL despertar es inmensa la tristeza.

por Gus .

A María Kodama viuda de Borges