Hermosa gaviota de plumaje de plata,
de perfumes exquisitos y exuberantes paisajes
que traes en tus ojos los profundos celajes
del cielo legendario del Asia escarlata.
Tráeme unas flores del jardín imperial,
que lleven el mismo color de la princesa
sonrojada, mejillas de fresa
con las visiones de un poderío milenial.
Tráeme rosas de intensos pétalos rojos
y un ramito de tiernos azahares
–que adornan la mesa real de los manjares–,
recogido por el príncipe de preciosos ojos.
Tráeme los crisantemos que lleva en sus vestidos
una dulce princesa coreana
que con su belleza y su hanbok engalana
los mismísimos palacios enriquecidos.
Mística gaviota oriental...
Tú conoces los más ricos jardines
donde alegres danzan los jazmines
guiados por el baile ancestral...
Mítica gaviota, yo te digo:
Tráeme una encendida flor de loto
que con su encanto revela lo ignoto
y lo que es imposible, lo consigo...
Annabeth Aparicio
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