Plata, Moneda, Níquel que brillás Eternamente
Embarrado entre Aguas y Sentimientos Tumultuosos,
Anegado de Tormentos te escondés Lejano
Entre el Tiempo que no cede y las Tinieblas que,
entre añejos Laberintos proclaman Sedientos,
el Fulgor del Fuego que te Mata y te Deshace...
Disco Metálico, Plano, en tu Llano existe Descubierto
cada Instante de Avidez de un Sueño o Pesadilla,
que Caen bruscos en el Túnel Osado del Avaro...
Entre los Carbones Ardientes de un Relámpago,
Veo que se Empañan los Cristales y los Espejos,
Que dibujan Deshauciados la Ambición Inalterable,
Atrapada en el Vino del Estío que te Provoca y te Delata...
Plata, Moneda, Níquel que imperás fascinando en lo Eterno,
En el Abismo Brutal de la Necedad de los Hombres:
¡Sabés a Sabiendas que tu Sueño es un Infierno!...
(Patricia)