Esta tarde, una hoja,
por un momento privado,
por un momento anhelado
incoherente paradoja.
Una hoja viva y muerta,
un tiempo eterno quizás
y a la vez fugaz,
pero abriendo una puerta.
La puerta que va a ese mundo,
ése de los pies desnudos;
todos sordos, todos mudos,
ese lugar tan profundo.
Aquél en que te miro
y no necesito hablarte,
te escucho sin escucharte
emitir más que un suspiro.
Esta tarde una hoja,
una mirada, un beso,
tal vez algo más que eso
con tan sólo una hoja...