Ahora las calles son del agua.
Y mi vida te espera
inundada. Ya siento tus…
Cuando el viento deja caer
campanas amarillas y blancas
de sus barbas atemporales.
Pero, un día dura un mes
hasta llegarte plenamente,
como otrora y dejar… te
vestida y sin zapatos, como en la primera
cita; amándote,
con “todo el tiempo del mundo”,
otra vez,
hasta que me ahogue tu rocío
suave
como iones
-déjame el rostro-
de alboroto
y nutritivo cristal.