Llegaron en silencio a mi vida,
en pleno albor de la inocencia,
la pena, el dolor y el sufrimiento
marcando el ímpetu presuroso;
vivia en dualismo sano y hermoso
hasta enfrentar al enemigo invisible
que todavía transita en mi mente;
el entorno árido, seco y desértico
que opaco a una vivida memoria,
nunca superó el nuevo desafío
formando a un ser frío y escéptico
que ríe, vive y se consume lentamente;
Llegaron para en las entrañas quedarse
sin querer habitan abiertamente
en un cuerpo que el tiempo enceguece;
He luchado y he vencido al enemigo
que en tanto tiempo me ha perseguido;
del exterior proviene la venganza
que al interior destruye a ultranza
sin contemplación arrasó la esperanza,
pero, no derrumbó la confianza
que hay en el corazón reforzado
con dosis de fracasos y templanza
que calman lo llorado y sufrido.