Un horizonte que se pierde en la distancia
Infinita distancia gris bajo el cielo plomizo
Solo ofrece aridez perenne
A la pobre gente que sedienta va
Sedienta de paz, de bondad y alegría
Camina y camina sin saber a dónde
Sin lágrimas, sin colores y sin luz
Despiertan con el ruido de motores
Sus pasos algún cantante
Con su música ajena los entretiene
Las pantallas con sucesos ajenos los divierte
El mismo alimento con tal de saciarse lo consumen
Miro atrás y nadie sonríe
miro adelante y nadie retrocede
Huellas de sangre y destrucción
Deja la pobre humanidad a su paso
Sus mismos humores al mezclarse hieden
hieden los atrofiados recuerdos
hieden las burlas, las ofensas y las iras
hieden las frustraciones y los sueños estancados
y así impasibles siguen absortos su camino
de quienes sucumben no hay memoria
de tantos, tantos desaparecidos sin epitafio
El suelo es un páramo sombrío
Espectros aferrados a su cementerio
No saber nada, no pensar nada, pasar el día
Pareciera el lema de la mayoría
Enfrascados en sus dramas sin salida
Será por eso tanto desprecio por la vida
Miedo al presente y al futuro miedo
Miedo en las calles y en las casas
Miedo del que se huye y al que se busca
Miedo que solo se rompe al encarar de frente
Y ya libre el espíritu otro rumbo por fin augura
El espíritu que traspasa el plomizo cielo
Para alimentarse del universo eterno
Solo la mente libre de cerrojos
Alzará la voz y extenderá la mano
Su paso firma sacudirá el suelo
Esparciendo su luz,sus colores y su risa