Tanto que te hube esperado
que fortuna no me diste
por encontrarte ; te he amado.
Ven que te espero, mi amado
sin que pase ya más tiempo
que de pena me he enfermado.
Ay... de mí qué despistada
voy a prender las candelas
que mi Amor es como espada.
Ven, mi caballero amante.
Son refugios de tus brazos
por tu mirada acuciante.-
Amalia Lateano