Gabriel Pérez Torres

Adán, el Naufrago

Ayer callo la tormenta esperada

No había viento,

Ni rayos, ni truenos,

Solo memorias y fracasos

De mi vida pasada.

Y mientras mi nave se hunde

Más me incumbe

En escribirte esta carta.

 

No me recuerdo de tu nombre

Ni lo que te gusta comer

A la hora del postre.

Solo me recuerdo

Del negro de tus ojos

Y el canela de tu piel

Que jamás olvidaré.

 

Te siento,

Te siento acariciándome el alma

Con el calor de una brisa extraña.

Te veo,

Te veo en las constelaciones

Y en cada detalle de este mar

Lleno de colores.

Te escucho,

Te escucho susurrando en el silencio

Las palabras que aún anhelo.

Te extraño,

Te extraño…

 

Oh Querube de piel canela

Guíame fuera de esta tormenta

Sálvame de este abismo

Y rescátame de las tinieblas.

 

Llévame a tus brazos,

A tu pecho,

A tus labios,

Y hazme soñar de nuevo

Que no somos el sol y la luna.

Que yo puedo ser tuyo

Y tú, puedes ser mía.