EL FRACTAL DE LOS RECUERDOS (COMIENZO EN CUALQUIER RAMA)
Un mediodía volviendo del colegio donde daba clase, desde una calle lateral, doblan unos 50 m delante mio mis hijos Pablo y Fernando que regresan a casa desde el suyo.
Conversan abstraìdos, quizás sobre los 4 fantàsticos, Arturito y C3PO , sus autitos de colección, sus primos Christian Ariel y Sergio o tantos otros personajes de su mundo al que no puedo penetrar ni siquiera en sueños ( porque al decir de Kahil Gibran ) ellos habitan la casa del mañana.
Los sigo a la distancia, tratando de pasar desapercibido para no quebrar el encanto, disfrutando de uno de esos mágicos instantes que uno trata de aprehender en el momento en que se viven, porque se da cuenta que son irrepetibles, con la emoción se sentir que algo mio sobrevivirá, cuando algún gesto que ahora no preciso, tal vez patear una piedra para hacer gol en el agujero de un desague del cordón de la vereda, o acaso caminar haciendo equilibrio por la hilera de baldosas rojas , genera una rama del fractal que darà origen a otra que a su vez generarà la siguiente.
Asi los veo y me veo, cuando a su edad corria a la par del colectivo para ganarle una carrera que llegaba “hasta la esquina”, o caminaba con una vara de la poda de algún plátano encajada en una ranura de las baldosas, que a veces se doblaba hasta zafar violentamente, o marchaba con los ojos cerrados, rozando la pared con la uña del pulgar pára aguantar lo mas posible, o le atajaba el penal al Flecha de Oro en el campeonato de baby futbol.
Me veo y veo a mi viejo jugando a la billarda en una polvorienta calle de Campana, y veo a mi abuelo Manuel corriendo tras las vacas en su Galicia natal (puedo imaginarlo perfectamente por tener en casa una foto de la casa de tejas rojas con una parva al costado tal como era en 1880 que es el momento en que imagino la escena).
Y asi avanzo hasta mis nietos y trato de resumir la infancia de todos nosotros en un gesto universal hacia el pasado, como tirando una piedra para que haga “patitos” sobre el agua de algún rio, o universal hacia el futuro, como hacer blanco en el objetivo de una pantalla de computadora.
Y esta rama que se habrá desarrollado en un minuto es desviada hacia el comienzo de una nueva por los ladridos de Uschi la ovejera que me recibe al abrir el portòn de la entrada de mi casa.
Juan Carlos Iglesias