Esa inmensa fortuna de sentir
que están en nuestras almas los que fueron,
como un tenue latido en el pecho
o en ese soplo que calienta como llama.
Sólo tienes que pensarlos y allí están
en el etéreo ser de los alientos
que se palpan en realismo de un amor
que excede los confines del prodigio.
Y si esto no llega a estremecerte,
tal vez tu alma elude su destino.
De mi libro “De mis últimas letras”. 2020 ISBN 978-729-540-5