¡No hay tiempo que perder…!
Las horas fagocitan los sentimientos,
el Parnaso se rebela contra los humanos,
el silencio rompe el ronquido de las armas.
Debo volver a bostezar con el arrepentimiento.
Quiero buscar las inútiles sendas ocultas
en los caminos de nuestras vidas,
tropezar con las almas de los nonatos.
Siento hoy una verdadera prisa
por intentar avanzar y no desfallecer;
por cruzarme con aquella inmaculada paloma
en un sosegado púrpura atardecer.
Únete conmigo en la lucha, amigo.
Avanza con un firme paso y mudo
hasta más allá de tus propias entrañas.
¡Retira de una vez ese velo que te engaña!
Se acaba ya la arena del depósito, amigo mío…
¡Ayúdame a girar el reloj de la historia!
¡Quiero vivir! ¡Quiero que tú vivas!
¡Dame tu mano! ¡Ayúdame por tu alma,
querido amigo; como yo, ángel abatido!