Enséñame tus huellas, oh, bello y dulce pastor,
que tus descalzos pies en el espeso monte
van dibujando, con ansias del horizonte
a donde te espera la diosa de tu amor.
Allí vas, hermoso joven, halagüeño,
ni Selene resistió ante tus encantamientos
ella te enseñó sus sensuales movimientos
y te consagraste en su profundo sueño.
Oh, precioso muchacho, tierno pastor,
que reposas como dulce rey dormido
las montañas te extrañan, musitan tu nombre.
¡Bellísimo Endimión, adorable hombre,
sólo la luna Diosa,en su luz, ha podido
despertar los deseos de tu amor!