Me he desvelado como luz fugaz en medio de la noche,
Y he abrazado al mismo frío en espera de su consuelo,
Mi mente ha desvariado como luciérnaga al mediodía,
Y mis manos han acariciado, la sombra perpetua que me dejaste.
Soñé contigo muy despierto... no sé cuantas veces,
Y te hable en voz muy queda tratando de cantarte,
Te mire a los ojos más de un millón de veces,
E imaginé que tus labios, junto a los míos se durmieran,
Te diría que te he extrañado, como tú jamás lo has sentido,
Te diría que sin el calor de tu abrazo,
Mi cuerpo es camposanto, como un paramo muy yermo.
Deje de ser aquel jardín,
Donde florecían tus alhelíes y gardenias,
Dejé de ser el romero y el jazmín,
Que con su aliento acariciaban tus mejillas.
Hoy... miro tu fotografía, y la acaricio con dulzura,
Y es que como decirte que Te Amo?
Y que sin tu Amor, mi vida ya no es más mía?
Hoy... quisiera verte, y fundir mi pecho a tu cuerpo,
En un interminable abrazo,
Más no resistiría, estas ganas que tengo,
De decirte cuanto Te Amo,
Hoy... quisiera ser una semilla plantada en tu pecho,
Y una gota de rocío, embebida en tus dulces labios,
También quisiera ser, aquel aire salino de mañanitas,
Para besar tus ojos, cuando los cierres en aquel “buenos días”
Me he desvelado con los luceros,
Hablándoles de mi Amor por ti en la medianoche,
Y me dormí pensando en ti, y en tu forma de mirarme,
Más sin quererme como tu Amor de cada día,
Y es que me siento tan extraño,
Al amarte siempre… y sin habértelo confesado.