La indumentaria de la felicidad
Arde con fuego de zafiro
Quema el aire, la eternidad
Expirando el amor que respiro
Años pueriles y de controversias
Sustentan la vida de las arpías
Beben sangre, mientras conversan
La gobernanza de amor, se desvía
Aplican leyes funestas
Menguando la faz de la tierra
Aducen a que sus vidas son gestas
Pero sus afluentes, son nichos de guerra
Niegan la sobriedad del hombre
Aludiendo que es desorbitado
Su papel, carece de nombre
Pero al mundo sigue apegado
No hay paz en la inmundicia
Se divisa un horizonte divieso
arruga al corazón, la injusticia
Su ardor, no refleja el espejo
Lloras verdades en el altar
Pero en el suelo, exculpes la premisa
De al humano poder condicionar
Para exprimir de forma concisa
Lluvia de meteoritos
Esgrimen la cúpula de la sociedad
Extirpada la paz, que es oro
Y silueta de la bondad
El puño de acero advierte
Y frena la oportunidad
De llenar el vaso roto
Que es coto de divinidad
No es sólo un atributo intelectual
Que discierne por el buen camino
Lubrica la senda espiritual
Y acerca la paz, al camino