Creí que tú me querías,
que tu beso era sincero
y, al llegar el mes de enero,
comprendí que tú mentías.
Y así, pasé muchos días,
abrigando los «te quiero…»
Creí que tú me querías,
que tu beso era sincero.
Recuerdo cuando reías
bajo el verde limonero
y a la luz de aquel lucero,
creí que tú me querías
y hoy de soledad… ¡me muero!