Que inmenso y profundo es mi pesar
Cuando me siento del todo incapaz
De adivinar lo que tus ojos dicen
cuando esquivos se niegan a hablar
Oscuro mutismo cerril y obstinado
Si indago en mi empeño en la busca
De lo que con celo quieres custodiar
No existe en el mundo ningún traductor
Que pueda por ventura saber interpretar
Esos diálogos aferrados a los cimientos de tu ser
Y yo que quisiera ser humilde curandera
Que con mis manos sanara tu aflicción
No encuentro el remedio oportuno
Que cure las heridas de tu furtivo corazón