¡Es tiempo que vengas a mí de nuevo!
Bendito mes de la idílica primavera,
con el rocío y rubor de la luz mañanera,
floridos montes, fructíferos renuevos.
Son más divinos los cielos abrileños,
los días y sus soles de miel, qué delicia,
los dioses revelan de sus tesoros la primicia,
y los silfos entonan sus canciones de sueños.
¡Abril, con tu magia que rompe el maleficio
de la tristeza y el dolor, qué bondadoso
fue el dios Tiempo, dejándote en el calendario!
¡Qué dulce me eres, mes tan amoroso,
bálsamo que perfuma el corazón solitario,
adorable mes de mi tierno natalicio!