\'\'No fue por estos campos
el bíblico jardín-.\'\' Antonio Machado-.
La belleza de estos prados,
pues sin duda, un día la tuvieron,
no es ahora sino polvareda distante,
lejana. La persiguen críos
ineptos,con el móvil a cuestas, incapaces de
retener un pasado remoto
a punto de negarse. No volverán
a posarse junto a las acequias, avecillas
y pájaros en estío, y lo poco que resta,
será pasto de las llamas, o del incendiario de turno.
El agua, escasa, la describirán en las escuelas,
y serán sólo potables, los pozos de los arrendatarios.
Espliego, sol y campo; lujos fastuosos
de estanques para siempre mancillados, apagados.
Entonces, ¿fueron por aquí el cernícalo y la liebre?
¿quizás el sonido del agua, frente
al metódico depósito de cítricos?
Preguntarán turistas toscos y reservados, el páramo dará
debida cuenta. Y de la estática y egregia cigüeña,
¿qué se sabe o se recuerda?
Ahogada, responderá un guía de sonrisa loca.
Y aunque nunca fuese de tu total agrado,
esta naturaleza inmóvil y seca, chusca,
que de todos modos, te cerca y te rodea,
lamentarás los epitafios entorno a su ruda madera.
Tanto, como la sequedad de alma que su carencia
genere.©