Hoy he soñado
contigo y con tus ojos
tan seductores.
He visto en ellos
la luz de tus pupilas
que me llamaban.
Eran un faro,
el puerto y el refugio
de mi navío.
Y yo, cansado,
llegaba hasta tu lado
a descansar.
Tú me ofrecías
palabras y caricias
en tu regazo.
Yo te contaba
relatos de los mares
y de la pesca.
Éramos niños,
juntábamos los sueños
con nuestros besos.
Y nos amábamos,
así, con la inocencia
de aquellos años.
Bonito sueño
en medio de la noche
el que yo tuve.
Y es que era cierto,
estuve entre tus brazos
mientras dormía.
Me desperté
y un beso fue a tus labios
desde los míos.
Rafael Sánchez Ortega ©
30/03/23