Ya me he jugado el resto y la esperanza,
ya he agotado mi crédito y mi fe,
ya no me queda ni el hielo del cubata,
ya se ha fundido y no hay nieve que esnifar,
los camareros apuran los gin-tonics
la barra libre hace tiempo que cerró,
escuro vasos y copas olvidadas,
voy al lavabo y me emporro un poco más
las luces van apagando sus destellos,
ruidos y aullidos se adueñan del local,
voy dando tumbos buscando una salida
pero las puertas están cerradas ya,
apenas quedan borrachos por el suelo,
yonquis buscando una esnifada más,
rasgo el telón que protege el escenario
rompo una silla y corro hacia el portal
cargo con furia y quiebro los cristales,
salgo a la calle y vuelvo a respirar,
me acerco al parque y me arrojo en el estanque,
el agua helada hiere como un puñal,
meo y defeco, vomito entre sollozos
me echo en el césped e intento descansar,
no tengo bolso ni móvil ni cartera
ya no recuerdo quien soy ni en donde estoy
me voy arrastras, me tumbo en un cajero
cierro los ojos, e inteno recordar
pero es inútil, me sumo en un abismo
negro, profundo e inmenso como el mal
y me dejo arrastrar a un remolino
del que sé que no podré escapar.