Las velas se apagan
se enfría la comida,
las noches se le llueven
en sábanas tendidas.
Recuesta el largo pelo
en la almohada flórida.
Y despierta el desvelo
su mirada perdida.
Escucha allí su nombre
su mente le alucina.
es oscura la lumbre,
es triste la rutina.
Amanece la loca,
Acuyá el sol se oxida
al aire que la toca,
le duele lo que mira.
Lágrimas que caen
sobre la servilleta
toman desprevenida
y su cara se agrieta.
No sabe lo que llora
No sabe lo que espera
Es como una bitácora
en un rincón cualquiera.
Vuelve a caer la noche
vuelve a pesar la piel
afuera suenan coches,
adentro rompe la hiel.