Gelber Payes Morales

Sé que no vas a verme todavía

Sé que no vas a verme todavía

y quizás pasen más de cinco lustros

para que puedas apreciar la ternura de mi rostro,

entonces resplandeciente,

lejos, pero muy lejos de tu beso.

 

Ahora que estoy aquí no tengo llaves

para posar seguro en tu sala o en tu alcoba

donde otros tantos menos ardorosos

te habrán tocado el alma

y acaso hayas temblado de pasión.

 

He tenido, por cierto, que aguantar celoso

tus tan extraños gustos,

o bien quizás tu falta de criterio

cada vez que te postras ante un sol aparente,

sol que apenas alumbra y que no quema.

 

Debo reconocer, no obstante;

y en ese caso juro que no duele,

que a veces te has rendido por la profusa magia

de unos versos fantásticos, sublimes, cadenciosos,

aliados indudables de Cupido

y anclados en la punta de su flecha.

 

Pero a veces te dejas subyugar tranquila

por el falso profeta que te ofrece el cielo

y me toca escucharte suspirar absorta

enamorada de un calor fugaz

que de alguna manera erigió su estandarte  

allá donde mis pasos no lograrán llegar.

 

Y yo que he estado aquí

que te he mandado rosas perfumadas

que te he cantado infame en las noches de verano…

 

Yo que he estado aquí

no he podido lograr que de mí te enamores,

no por mi rostro afable,

menos por la fortuna material que no poseo.

si no porque mi canto

se ha forjado con todas las letras de tu nombre.

 

Yo que he estado aquí

no tengo más remedio que aguantar.

 

Sé que no vas a verme todavía,

mas, puede ser que alguna vez tus ojos

se posen sobre mí

y logres finalmente descubrir

que mi voz es la voz del trovador errante

que te ha amado en la calma

y en la tempestad.

 

Ojalá entonces puedas recoger

las todavía humeantes cenizas que registran

mi peregrinación por esta tierra

y con todo el amor que no pudo ser en vida

esparzas mis recuerdos por el cielo y por el mar.