Carlos Eduardo

Desde esta cárcel

 

La gripe, el cáncer, la peste,... aíslan

 

la locura más,

 

uno es observador

 

de una frenética, vertiginosa y delirante

 

carrera del pensamiento,

 

que al igual que el enamoramiento

 

no responde a la voluntad,

 

es un estado,

 

si se pudiese registrar sería sorprendente,

 

se está dividido.

 

 

En los sueños,... se participa,

 

en el delirio febril también.

 

 

En mi caso, sin interrupción,

 

las relaciones complejísimas

 

se crean sin cesar,

 

es una máquina que funciona sola,

 

atormenta, desespera, mata en vida.