Las lágrimas eran cascadas,
gotas Irisadas que se deslizan,
como los días que pasan sin pausa.
Los filtros del recuerdo distorsionaban,
imágenes borrosas de momentos lejanos.
Las cataratas de la memoria diluían
lo que alguna vez fue límpido y apasible.
¿Dónde quedaron las líneas claras
que hilvanaban los días?
Todo se difuminó en un fluir agudo de luz cegadora.
Los filtros eran las lágrimas que surcan,
las cascadas que caían sin cesar.
Nada podía escapar a su paso,
todo quedaba desdibujado, abstracto.
La conexión se perdió para siempre.
Sólo restan vestigios desenfocados,
fragmentos que iluminan de refilón,
como rayos que se cuelan por las hendiduras.